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Niños Mazapán: ¿Un nuevo segmento o un problema generacional?

Polarización
En México este dulce se hizo popular en 1950 de la mano de una empresa cien por ciento jalisciense De la Rosa que no solo creó una receta.

Yo confieso. Soy padre de un niño mazapán, pero ¿Qué es un niño mazapán? Empecemos por entender qué es un mazapán aquí en Meso América, Chilangolandia, el defectuoso, LATAM o el país de los mexas. Vamos a la etimología, significado y origen de la palabra mazapán en este lado del charco: “El mazapán es un tradicional dulce hecho a base de azúcar, almendras y huevo. En México este dulce se hizo popular en 1950 de la mano de una empresa cien por ciento jalisciense De la Rosa que no solo creó una receta, diferente con otros elementos base como el cacachuate, si no que ha llevado este sabor único a todo el país y parte de Latinoamérica. Esta empresa y marca que toma su nombre por Guadalajara y su mote de ‘Ciudad de las Rosas’, comenzó con la producción de malvavisco y dulces macizos y después optó por el mazapán convirtiéndose este en su dulce estrella. De la Rosa se ha convertido en el máximo referente del mazapán a nivel nacional, en la actualidad su producción asciende a 10 millones de piezas al día, además de contar con diversos tamaños y hasta lo venden ya en polvo”.

Quizá en este momento no me interesan las cualidades de la marca, ni las bondades al consumidor. Eso pasará a otro tema. Me quiero enfocar en la fluidez, fragilidad y lo endeble de un mazapán mexicano. Tan sólo lo desempacas -es de un diámetro apenas de no más de 5 centímetros- se rompe en sí mismo y se convierte en polvo. De un color crema y un sabor delicioso.

¿Qué tiene que ver esto con los “niños mazapán”? Que yo soy padre de uno y debemos de estar alertas para que estas programaciones que damos a neutros hijos no afecten demasiado su identidad, y con ello, su esencia y hagamos un daño irreparable. Del cual, por lo pronto, yo me declaro culpable. Estamos procreando niños mazapán por doquier. Endebles escurridos y que se romperán con el primer golpe de vida contundente y serán polvo. En añicos. Abro el pasaporte de mi hija, lo observo. Con menos de un lustro de vida, ya visitó 6 ciudades de EE.UU. -incluída Disney World-, Europa y algunos niños a mi alrededor ya han visitado China hasta dos veces. Estamos viviendo muy pero muy deprisa. Con muchos miedos. Los papás estamos sobre informados, hiper informados y plagados de miedos y fantasmas. Aclaro, los más locos somos los papás, no los niños. Otros niños más ya son Instagramers reconocidos y ganan dinero por anunciar productos y servicios con menos de 10 años. No quiero parecer un romántico analógico pero, yo a mis cuatro años de edad, apenas sabia limpiarme bien los mocos. Y ahora toda esta generación de niños centennials lo tienen todo. Las mejores experiencias vividas en menos de 10 años de vida. Ya basta. Algo estamos haciendo mal como criadores y educadores. Entiendo que el contenido y su velocidad ha cambiado peor no vamos a ninguna parte. Pero esos sí vamos directo a estrellarnos al vacío que es el demasiado de todo, de frente y sin cinturón de seguridad.

¿Qué es un niño mazapán? Un niño sobre protegido, sobre informado y sobre experimentado. Que va directo al vacío existencial más pronto que nunca. A la primera prueba de vida se va a desmoronar y se convertirá en polvo en vida. Son necesarias las caídas para aprender a correr y montar en bici.

¿Dónde puedes encontrar a los niños mazapán? En lugares con exceso de emociones, muchos estímulos y elementos visuales. En shows sobre producidos de Disney -que no dejan nada a la imaginación-. Donde hay muchos miedos y excesos de información y pseudo contenido. Donde hay pánico colectivo, teorías del complot, fake news y muchas versiones de la misma información.

¿Cómo somos los papás de los niños mazapán? Tan intensos que queremos vivir lo que no pudimos vivir a través del cuerpo y mente de nuestros hijos, lo cual es imposible. Tan sobre protectores que no les permitimos hacer callo de las caídas y blindarse con la auto experiencia de las caídas propias. Somos tan informados y tan ignorantes al mismo tiempo.

Pero al fin, somos consumidores nuevos en busca de llenar vacíos existenciales y necesidades que se crean a cada segundo. Inversamente proporcional a nuestra ignorancia e intolerancia. Así somos.

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