Más allá de los beneficios implícitos que tiene el evento de Entrega de los Oscares para las películas y todos los involucrados en la producción de las mismas, representa un gran foro de comunicación para marcas y movimientos sociales.
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Cada año, la entrega de los premios Oscar a lo mejor de la industria cinematográfica en los Estados Unidos, el país más importante en el ámbito del cine (aunque no el mayor productor de películas), representa un importante escaparate para muchas películas, sus creadores, sus distribuidores, fotógrafos, guionistas, directores y por supuesto, también los actores. No sólo revalora a muchos talentos y cintas, sino también reactiva su exhibición en salas de proyección, generando aún más ingresos. Pero la importancia y enorme difusión del evento mediático, es también campo idóneo para quienes desean poner en una sola noche, una marca o un tema en los ojos y oídos del mundo.
Con respecto a las marcas, no hace falta explicar el éxito que tuvo Samsung con su activación y “selfie” en el evento del año pasado, y también la exposición de un sinfín de marcas que han hecho lo propio en entregas previas. Este año, la inclusión de Lego fue espectacular y me hizo imaginar los millones de dólares que representó en publicity, sin contar sus innumerables memes que rápidamente se difundieron en las redes sociales.
La acción, que lejos de ser intrusiva, hizo gala de un gran contenido y echó mano de personalidades tan mediáticas y reconocidas como Oprah Winfrey, Emma Stone y Steve Carell, quienes alzaron la estatuilla amarilla formada por piezas de Lego, mientras el ROI crecía y la marca lo amplificaba de diversas formas, como con un video tutorial para hacer estatuillas Oscar, por ejemplo.
Pero además de las marcas, este año la noche de los premios Oscar también fue un gran aparador para que estrellas del cine pugnaran por causas sociales en contra del racismo, la discriminación y la libertad, ante un público amplísimo e índices de raiting extraordinarios. Alejandro González Iñárritu (con sus muuuuy merecidos Oscares) aprovechó para hablar sobre la situación de México y la de los mexicanos en Estados Unidos, nación a la que acertadamente llamó “un país de inmigrantes”. Pero años antes, también hubo exigencias muy polémicas, como la de Michael Moore con la célebre frase “shame on you, Mr. Bush”, parte de una durísima crítica al gobierno norteamericano, que expuso al recibir el preciado Oscar por Bowling for Columbine.
Por otra parte, podemos citar el excelso desfile de marcas de afamados diseñadores de moda durante la alfombra roja. Cada momento tiene una oportunidad única de comunicación comercial.
Así, la entrega de los premios más importantes al cine norteamericano es una gran ventana de comunicación por su esquema y características, un campo muy fértil para la generación de contenido de diversas índoles y un canal que usan marcas líderes para hacer algo más que marketing: ¡Historia!
