A lo largo de la vida siempre nos identificamos con algún número al que recurrimos como cábala cuando de juegos de azar se trata, cuando le apostamos a la lotería, cuando pretendemos que nuestra vida cambie en cuestión de segundos con una ruleta, con los dados o unos naipes. Pero por una imperante necesidad o creencia siempre apostamos por ese número, no dejamos de invertirle porque es parte del riesgo que corremos para alcanzar nuestro target y sin ser astrólogo y mucho menos experto en numerología estoy convencido que muchas veces la suerte puede estar de nuestro lado y llegamos al cometido: una remuneración económica que incluso puede darle un giro completo a nuestras vidas, hasta en los momentos más críticos.