Cómo McDonald’s le dio alas a los héroes invisibles

McDonald's ALAS TBWA Spain

En una era donde la conveniencia es reina y la economía gig es tanto celebrada como menospreciada, McDonald’s ha dado un paso audaz para redefinir la narrativa corporativa. Con su última campaña, ALAS, el gigante global de la comida rápida no solo vende hamburguesas: rinde reconocimiento.

Lanzada en colaboración con TBWA\Spain, esta iniciativa es una lección magistral de empatía, fusionando arte, datos y conciencia social para honrar a los héroes anónimos de la entrega de comida: los repartidores que desafían tormentas, turnos de madrugada e indiferencia social para llevar McNuggets a nuestras puertas.

Esto no es solo una campaña de promoción más, es un manifiesto cultural: un llamado a ver la humanidad detrás del algoritmo. Y en un mundo donde los trabajadores gig suelen reducirse a avatares en una pantalla, ALAS emerge como un raro acto de valentía corporativa.

 

El ejército silencioso de la economía gig: por qué importa ALAS de McDonald’s

La economía gig es una paradoja. Alimenta la vida moderna —entregando comidas, transportando víveres, impulsando aplicaciones—, pero su fuerza laboral sigue siendo en gran parte invisible. Solo en España, más de 350,000 repartidores navegan calles caóticas, aunque sus historias rara vez se cuentan más allá de titulares sobre huelgas o explotación algorítmica. Entra McDonald’s. Aunque la cadena no emplea directamente a estos repartidores (depende de plataformas como Uber Eats y Glovo), se ha posicionado como su improbable campeón.

“ALAS” redefine a estos repartidores no como engranajes de una máquina, sino como superhéroes cotidianos. El título de la campaña, “alas” en español, es una metáfora de resiliencia: sugiere que estos trabajadores no solo entregan comida; elevan lo mundano a lo extraordinario.

¿Pero por qué ahora? La respuesta yace en cambios culturales. La pandemia expuso la dependencia social de los trabajadores gig, pero, tras el COVID, la narrativa retrocedió a debates sobre salarios y condiciones laborales. McDonald’s, sin embargo, esquiva la contienda política. En su lugar, pregunta: ¿Y si los celebráramos primero?

 

La alquimia creativa de ALAS

Para transformar repartidores en íconos, TBWA\Spain recurrió a Ale Burset, un fotógrafo argentino cuya obra oscila entre el hiperrealismo y el mito. Sus imágenes para “ALAS” son crudas, cinematográficas y deliberadamente heroicas:

– Un repartidor avanza contra una tormenta de nieve, rostro oculto por una bufanda, con el faro de su moto atravesando la ventisca como un faro.
– Otro navega calles inundadas a medianoche, con el arco dorado de una bolsa de McDonald’s brillando en la oscuridad.

Estos no son anuncios; son odas visuales. El lente de Burset eleva las luchas de los repartidores a algo épico, enmarcando su resistencia como una odisea moderna.

“Quisimos reflejar la intensidad de su realidad”, explica Héctor Alfonso, Director Creativo Ejecutivo de TBWA\Spain. “Estas imágenes no están dramatizadas: están amplificadas”.

Los eslóganes —“Gracias a nuestros superhéroes de la tormenta” y “Gracias a nuestros superhéroes de medianoche”— evitan el lenguaje corporativo en favor de una simplicidad poética. No agradecen a los repartidores por entregar hamburguesas; les agradecen por desafiar los elementos.

Campaña “ALAS” de McDonald's TBWA Spain
Campaña “ALAS” de McDonald’s TBWA Spain

 

Campaña “ALAS” de McDonald's TBWA Spain
Campaña “ALAS” de McDonald’s TBWA Spain

Empatía basada en datos

Aunque el corazón de la campaña es artístico, su cerebro es implacablemente analítico. La agencia de medios OMD desplegó Moments Technology, una herramienta desarrollada con Annalect Spain, para asegurar que los anuncios impacten cuando la empatía alcanza su pico. Usando datos en tiempo real, el algoritmo identifica:

Disparadores climáticos: Los anuncios aparecen en apps meteorológicas durante tormentas o lluvias intensas.
Sensibilidad horaria: Vallas publicitarias se iluminan cerca de restaurantes concurridos durante las horas pico de entregas nocturnas.
Segmentación por ubicación: Mobiliario urbano digital en centros urbanos muestra historias de repartidores mientras los transeúntes pasan.

Esto no es solo marketing inteligente: es narrativa contextual. Al sincronizar anuncios con momentos del mundo real (un viajero consultando el pronóstico o un noctámbulo pidiendo papas a las 2 a.m.), McDonald’s convierte a espectadores pasivos en participantes vicarios.

 

Por qué McDonald’s gana al compartir el protagonismo

Los críticos podrían tachar “ALAS” de altruismo mediático. Pero bajo la fachada de buena voluntad yace un cálculo astuto. McDonald’s no posee el ecosistema de entregas: lo alquila. Al enaltecer a los repartidores, la marca:

1. Difumina las críticas: En un sector plagado de disputas laborales, alinearse con los trabajadores suaviza la imagen de McDonald’s.
2. Controla la narrativa: Mientras plataformas como Uber Eats cosifican a los repartidores, McDonald’s los humaniza, mejorando indirectamente su CX (experiencia del cliente).
3. Capitaliza culturalmente: Millennials y Gen Z exigen que las marcas tomen postura. “ALAS” posiciona a McDonald’s como un aliado progresista sin entrar en política.

Es una trifecta de seguridad de marca, relevancia social y conexión emocional.

 

El efecto dominó: cómo ALAS eleva a todo el sector

McDonald’s no es el primero en destacar a los trabajadores gig. Campañas como “Gracias, conductores” de Amazon o testimonios de repartidores de Deliveroo han seguido caminos similares. Pero “ALAS” se diferencia al negarse a edulcorar la lucha. Las fotos de Burset no ocultan el frío ni el agotamiento: los convierten en armas.

Esta autenticidad resuena. En una era donde los consumidores anhelan “realidad”, la crudeza de la campaña se siente revolucionaria. No dice: “¡Miren lo felices que son nuestros repartidores!”. Dice: “Miren lo duro que trabajan… por ustedes”.

¿El resultado? Un efecto halo que beneficia a todos:

Repartidores: Ganar visibilidad y, potencialmente, apoyo público para mejores condiciones.
Plataformas: Presión indirecta para mejorar el bienestar de los repartidores sin que McDonald’s señale con el dedo.
Consumidores: Disfrutan sin culpa, sabiendo que su Big Mac saluda a su mensajero.

 

¿Responsabilidad corporativa o genio corporativo?

“ALAS” llega mientras gobiernos globales debaten los derechos de los trabajadores gig. La Ley Rider de España, que reclasifica a repartidores como empleados, es un tema crucial. Aunque la campaña evita el activismo explícito, su timing es estratégico. Al humanizar a los repartidores antes de regulaciones, la marca se inocula contra futuras críticas.

Pero seamos claros: esto no es caridad. Es capitalismo con conciencia: un recordatorio de que el lucro y el propósito pueden coexistir cuando la narrativa es astuta. Como señala Alfonso: “No es solo un ‘gracias’. Es un llamado a reconocer su papel indispensable”. Traducción: Véanlos. Valórenlos. Y déjenles propina.

 

Las ALAS del cambio

La campaña promocional ALAS de McDonald’s es más que un triunfo de marketing: es un espejo cultural. Refleja una sociedad que lidia con su dependencia del trabajo invisible, ofreciendo no soluciones, sino algo igual de poderoso: reconocimiento.

Al final, el genio de la campaña radica en su dualidad. Es una carta de amor a los repartidores y una jugada maestra de posicionamiento de marca. No resuelve problemas sistémicos, pero inicia una conversación: una donde McDonald’s sostiene el megáfono.

Mientras otras marcas se apresuran a imitar esta fusión de arte y análisis, “ALAS” se erige como testimonio de una nueva era del marketing: una donde las historias más convincentes no las cuentan las marcas, sino las personas que las hacen posibles.

Puntos clave:

La empatía como estrategia: McDonald’s usa narrativas emocionales para potenciar su valor de marca.
Arte y algoritmo: Las imágenes de Ale Burset y Moments Technology crean un impacto simbiótico.
Timing cultural: La campaña aborda debates globales sobre trabajo gig sin activismo explícito.
Efecto halo: Beneficia a repartidores, plataformas y consumidores, elevando a McDonald’s como aliado social.

 

 

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