Molson y la agencia de publicidad Rethink crearon un refrigerador que sólo se abre cuando las personas muestran un pasaporte canadiense. El artefacto, lleno de cervezas, fue llevado a distintas partes: desde Londres hasta Bruselas, con la idea de encontrar a los connacionales capaces de abrir el minibar.
El refrigerador cuenta con un dispositivo capaz de reconocer la portada de los pasaportes canadienses. A través de un ranura las personas podían introducir el documento, adentro una computadora tomaba una fotografía de la carátula que era analizada para determinar si era canadiense o no.
Mientras el refrigerador permanecía en la calles o plazas públicas la gente se acercaba para intentar abrirlo, pero después de varios intentos se daban cuenta que lo único que podían hacer era llamar a un canadiense.
Se trata de una gran estrategia, no sólo para utilizar los valores y colores nacionales que siempre generan empatía con los consumidores (caso American Airlines), sino porque crea experiencias en otros mercados a partir de una comunicación local, pero internacional al mismo tiempo.