Con su nueva campaña, Coca Cola aplica las herramientas BTL para personalizar su producto con los nombres de sus clientes: “Comparte una Coca-Cola con Pedro”, o Eva, María y los que se sumen.
Son tribus urbanas cada vez más individualizadas en su consumo, tienen puntos de venta que son como santuarios para ellos, son unos verdaderos shoppers, conocen cada rincón de la Friki Plaza, los sitios en Internet en donde se encuentran las tiendas virtuales para “raros”
El consumo se fue convirtiendo en una ola de violencia para el entretenimiento y el negocio lucrativo de delincuentes que amenazan las mejores prácticas del mercado.
Gracias a la campaña de la agencia israelí ACW Grey Tel-Aviv, la librería Steimatzky te hace pasar la noche con personajes que van desde El Quijote, hasta Gandalf y El monje que vendió su Ferrari.