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Síndrome de Burnout, AKA “¡Estoy Fritísimo!” Parte 1

María Elena Betancourt, columnista de InformaBTL

Hoy durante una junta con unos clientes, me vino la inspiración. Me di cuenta que así como ellos, seguramente había muchos más, pensando que este síndrome no es tan grave y que es una exageración. Su desconocimiento fue mi fuente de inspiración, confió que después de leer esto, comenzarán a pensar en mejores estrategias para evitarlo. ¡Ojo!, este artículo viene en dos partes, es mucha información y creo que toda es valiosísima, así que no te pierdas la segunda pieza en quince días. 

La gran competitividad, el cambio constante en los modelos de trabajo, la inmediatez y la exigencia con la que suceden las cosas, incluso los cambios de gobierno y la economía mundial, etc., han ido provocando mucha inseguridad en nuestras empresas; hay angustia por no saber cómo serán las cosas, el estrés es continuo y no hemos sabido como lidiar con el. Lejos de atacar el problema y disminuirlo, se incrementó a tal grado que la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha reconocido este fenómeno como una enfermedad. 

Así comenzó la historia del Bornout

La primera vez que se habló del tema fue Herbert Freudenberg en 1974 y lo describió como “una sensación de fracaso y una existencia agotada o gastada que resultaba de una sobre carga por exigencias de energías, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador”. No quiero sonar rojilla pero Marx ya hablaba un poco acerca de esto en 1844. El término que utilizó fue “alienación”. Decía que en el proceso de trabajo no se toma en cuenta ni a los individuos ni a un interés en conjunto, lo único que interesa al capitalismo es la producción y guiarse por las leyes de elaboración de mercancías, despojando a sus trabajadores de su espíritu y deshumanizándolo. Esto sólo sucedía en una sociedad capitalista, como la nuestra donde la actividad esencial del ser humano es la producción de bienes para la satisfacción de las necesidades. El modo de producción es diferente, antes se alienaba para que no pensaran y sólo produjeran, algo que hacían automáticamente. Ahora, entendamos que no son los mismos perfiles de puesto, ni la misma división del trabajo, hoy en día se requiere de un pensamiento creativo, activo y constante para producir más, pero este nuevo suceso que se ha dado en la misma estructura capitalista, ha resonado en los últimos años porque la gente dejó de pensar y actuar autónomamente y se convirtieron en zombies, en modo automático, algo que en la actualidad no conviene como hace algunos años. Es obvio, que ahora sí hay que hacer algo al respecto. Por lo que pienso que esta idea marxista podría ser la base de este Síndrome.

En 1976, Maslach se convierte en el principal precursor del tema dándole un enfoque bio-psico-social; creó un instrumento para medirlo (Maslach Burnout Inventory) y dio una de las definiciones más reconocidas: “Síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y reducida realización personal que puede ocurrir entre individuos cuyo objeto de trabajo son otras personas” (por favor, vuelvan a leer la definición basada en el pensamiento de Marx y comparen).

Ya sea Burnout, o en español, síndrome de aniquilamiento, de estar quemado, de desmoralización, de agotamiento emocional, etc. Hay muchas definiciones y sobre todo han intentado fallidamente buscarle una traducción al concepto en español porque realmente ninguna se asemeja al término original en inglés. No hay un acuerdo universal aún para traducirlo. Por lo que yo lo llamaré Síndrome “Estoy Frito”. No obstante todas éstas han concluido en cinco aspectos: 

  • Prevalecen los síntomas disfóricos (opuesto a la euforia, es una emoción que genera descontento), principalmente el agotamiento emocional.
  • Se enfoca en síntomas mentales y conductuales más que en los físicos.
  • Está totalmente relacionado con el trabajo.
  • Se observan en cualquier tipo de individuo (no con patologías más graves).
  • Existe un decremento en la efectividad y el desempeño laboral debido a las actitudes negativas y conductas que implica afectando la productividad. 

De acuerdo a la Revisión Sistemática del Síndrome de Burnout en la población mexicana, escrito por Arturo Juárez, Álvaro Idrovo, Anabel Camacho-Ávila y Omar Placencia-Reyes (2014), el MBI cuenta con tres versiones oficiales y sólo una tiene validez psicométrica en México: el MBI Human Services Survey (HSS). Los resultados que obtuvieron son maravillosos. Los trabajadores con más SB están en el área de la salud (médicos, enfermeras, psicólogos), seguido de los docentes y después un poco más abajo, los trabajadores penitenciarios, los policías y después el personal administrativo y operativo en las empresas. Los individuos entre 25 y 40 años son quienes más la padecen. La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), indicó que México ocupa el primer lugar en estrés laboral a nivel mundial, con jornadas de trabajo excesivas (500 horas más que en Estados Unidos, España y Francia) y menos días de vacaciones que en otros países. 

En un artículo de Forbes, mencionan que el 75% de los trabajadores mexicanos padece de burnout. Yo no estoy tan segura de estas cifras porque yo por lo menos no conozco ni a uno con ese diagnostico, porque para poder diagnosticar de verdad, deben de pasar dos cosas: una, que llegue el 2022 para que entre en vigor la aprobación de la enfermedad como tal (ja!). Y dos, que presentes todos estos síntomas que se dividen en tres: psicosomáticos, emocionales y conductuales. 

Psicosomáticos

Fatiga crónica, que de verdad no sabes que pasó con toda la energía que solías tener, dolores de cabeza muy frecuentes, si desde antes los tenías no cuenta; dolores musculares en el cuello y la espalda, tienes unos nudos que son insoportables; insomnio, te cuesta trabajo conciliar el sueño porque no puedes dejar de pensar en todos tus pendientes o te despiertas preocupado por alguno de ellos; pérdida de peso porque no respetas tus horarios de comida y es mucho el estrés; ulceras y problemas gástricos por la misma razón; dolores en el pecho y palpitaciones, muy parecido a un ataque de ansiedad; hipertensión y crisis asmática, o no sales de un resfriado cuando ya estás entrando a otro; o de la nada, te aparecen alergias, y la peor, un bajón de la lívido, impotencia sexual.

Emocionales

Sientes mucha irritabilidad con todo lo que no está en tu control; sufres de ansiedad generalizada, sobre todo en temas laborales; has tenido cuadros depresivos donde pasas tus fines de semana solo en casa o sin levantarte de la cama por lo cansado que te sientes; vives en continua frustración de todo lo que sale mal, no sabes manejarla y explotas; te aburren las cosas que normalmente te gustaban y te alejas afectivamente de los que te rodean, es un gasto de energía que hoy no tienes para dar; te sientes muy solo aunque estés rodeado de mucha gente, sientes un vacío que nadie puede llenar, no importa si tuviste un éxito, no es suficiente y sientes impotencia por no tener todo lo demás que necesitas. 

Conductuales

Te has vuelto súper cínico, en un plan pasivo-agresivo. De otra forma ya ni hablas porque estás en zombie mood; hay una apatía en ti que nada te satisface, y siempre eres muy hostil en todos tus comentarios, sobre todo te desquitas con la gente en la que más confías. Eres sarcástico y pesimista, nada parece estar bien, a todo le encuentras lo malo. Nunca solías faltar al trabajo pero ahora, te ausentas cada que te sientes mal, y es que de verdad te sientes muy mal. Abusas del café, te fumas una cajetilla en menos de dos días; bebes alcohol en grandes cantidades, incluso puedes llegar a abusar de fármacos, para dormir, para la ansiedad, para lo que sea. Te has distanciado de tu pareja y cada vez te vuelves más frio, tu apetito sexual ha disminuido. Cuando peleas, ahora subes más y más tu tono de voz; a veces lloras de la nada. Se te dificulta concentrarte y te equivocas mucho por lo mismo, pero ahora eres agresivo contigo y con los demás; cambias de humor bruscamente, y todo esto te ha traído problemas con tus compañeros de trabajo, tu familia, tus amigos, con todos. 

Como decía, aun no hay diagnóstico como tal, pero si hay síntomas, hay enfermedad, y eso no podemos evitarlo. Si estás leyendo esto y te das cuentas que tienes varios de estos síntomas, no te asustes, no te estreses más, estos son focos rojos y aún podemos hacer mucho para evitar a que llegues a Fritolandía. 

Es importantísimo que si ya te relacionaste con el problema, ahora empieces a cuidar tu salud mental, de otra forma, puede acabar muy mal. Pero todo tiene solución así que presta mucha atención en el siguiente artículo porque te diré que podemos hacer para contrarrestarla. 

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