Una gran mayoría de personas en algún momento hemos pensado seriamente en tirar la toalla de la organización en la que estamos, pensamos que ya no podemos seguir más ahí, aunque en la mayoría de las ocasiones no lo hacemos por diversosfactores, por ejemplo: no tenemos otro empleo seguro, sentimos pena de decirle a nuestro jefe que queremos cambiarnos a otro lugar, e incluso la propia zona de confort, es decir, saber que tenemos algo seguro aunque no sea lo que nos guste o lo que esperamos económicamente.
Pero, en qué debemos fijarnos para emigrar a otro lado…
Razones por las que deberías cambiar de aires
1. Paz. Este atributo no lo resuelve un acuerdo económico por sustancioso que sea. ¿Pero qué roba la tranquilidad en la chamba? Un ambiente laboral hostil, jefes caciques, presión constante para sacar adelante la chamba, horarios de trabajo demandantes, que la organización se pase por el arco del triunfo tus derechos laborales, entre otros.
2. Aumento de sueldo. Si bien el dinero no siempre es lo más importante, tampoco podemos dejarlo de lado. ¿Quién rechazaría mejorar sus ingresos y por consecuente su calidad de vida? El cambio debe suponer una mejora en todos los aspectos; sin embargo, no siempre es una regla, por ejemplo: tu expectativa salarial no la llena el lugar al que quieres emigrar, aunque se puede compensar con la cercanía de la casa al trabajo, un mejor ambiente laboral, flexibilidad en horarios y permisos. Tu tarea es poner los pros y contras en una balanza para determinar si te conviene irte o podrías quedarte un tiempo más.
3. Oportunidades de crecimiento. Estas están ligadas al tamaño de la empresa. Entre mayor sea la empresa, mayores oportunidades. El crecimiento implica mayor responsabilidad, así que en determinadas ocasiones deberás hacer un poco más de sacrificios que en su tiempo darán frutos. ¿Qué tanto estás dispuesto a sacrificar en pos de tu crecimiento?
4. Ambiente laboral. La cohesión en los equipos es una parte fundamental para la eficacia y eficiencia. Cuando hay química entre los compañeros se percibe un ambiente cómodo, el tiempo en el trabajo se hace ameno y el trabajo se ejecuta con más escrúpulos.
Es como un equipo de futbol… cuando en un equipo los jugadores llevan años jugando juntos, cada jugador entiende los movimientos de sus demás compañeros. No sólo corren detrás del balón, sino que pueden hacer su estilo de juego elegante y funcional metiendo goles.
5. Poner a prueba tus dones y talentos. Hay trabajos monótonos que bien podrías ejecutar las tareas con los ojos cerrados, no requieren mucha ciencia. Esto no quiere decir que sean menospreciados, bien podrían ser un trabajo temporal en lo que das con lo que te apasiona, pero para ello deberás saber en qué eres bueno.
Olvida la falsa modestia de “no soy quien debería de decir eso, sino los demás deben hablar de mí”. Se trata de ser honesto reconociendo nuestras habilidades para realizar alguna tarea. No sientas que eres la última coca del desierto, pero tampoco te creas un gusano; ten un buen concepto de ti sin rayar en los extremos.
¿En verdad tienes que irte?
La respuesta corta (y única): ¡no! Puedes estar a todo dar en tu chamba o haciendo crecer tu negocio para en un futuro emplear a más gente. Cámbiate si ya no te sientes cómodo, cuando tengas razones de peso, cuando ya no vale la pena continuar en una organización guiándote con las razones del punto anterior.
No tires la toalla tan fácil. Si analizamos con lupa a cada empresa todas tendrán un pero, algo que no te terminará por encantar, incluso si la empresa es tuya.
Encuentra el balance entre lo bueno y lo malo, piensa con la cabeza fría. Los cambios son buenos, pero no siempre necesarios, deben ser en un tiempo muy específico; recuerda esta regla no escrita: lo que funciona bien no se cambia… ¡éxito en tu chamba!
