Lo único que tienen en común las exitosas campañas de marketing, es que hacen historia al ser las primeras en realizar una determinada acción; es decir, innovar realmente. No es un tema de ventas, pauta, impactos o engagement, sino el simple hecho de dar el primer golpe, aunque éste sea una acción absurda.
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Recordamos siempre a los primeros, a quienes lograron la hazaña inicialmente, y no a quienes buscaron repetir la fórmula en busca de fama y éxito. Pero, ¿y si la acción es risible?, ¿algo que pareciera un mal chiste en una junta seria? ¿Una propuesta a todas luces ridícula y digna de callar en una sesión de branstorming para no perder la mucha o poca reputación que hemos logrado?
Bueno, den un paso atrás libros y gurús de marketing; Chicken Treat, la famosa cadena de pollerías australiana, hizo lo impensable: presentar al mundo digital a Betty, la primera gallina tuitera (https://twitter.com/ChickenTreat). Un personaje que aunque obviamente escribe en el teclado de su computadora caracteres sin sentido, tiene ya a más de 33,000 seguidores. ¿Quién diablos sigue en Twitter a una gallina? Bueno, pues por lo pronto, más de treinta mil personas. Es decir, un número mucho mayor al que probablemente tengas tú, y muchísimos más seguidores de los que yo tengo.
Pero esta acción que aparentemente pudiera parecer ilógica y parte de un chiste para generar empatía, va mucho más allá, pues Betty es ahora un personaje verdadero con una historia que por su originalidad, es replicada en importantes medios de comunicación como la revista Time. Incluso, como sucede con toda acción de marketing exitosa, la estrategia tiene una meta clara: lograr que Betty, por si sola, tecleé una palabra de cinco letras en inglés para entrar al libro de los Records Mundiales Guinness.
¿La paradoja? Betty es una gallina que trabaja y promueve a una cadena de restaurantes que venden la carne de sus congéneres para el consumo humano.