¡El marketing es como la vida misma! Después de una amena charla con un amigo hablamos de tan fascinante historia ya de hace años; un ejecutivo de una grande firma que se enfrenta a sí mismo, luego de reflexionar sobre su trabajo y la forma en cómo manejaba a sus clientes.
En muchas ocasiones, hemos escuchado el dicho “casa de herrero, azadón de palo”. Es un dicho que en muchas ocasiones pareciera que está hecho para nosotros, pues no reflejamos lo que hacemos con lo que somos.
¿Cuántas veces hemos pensado que termina la jornada laboral y no hicimos nada Empiezas con una junta interminable con tu equipo, con muchas discusiones sin concluir o llegar a nada. Sobre todo cuando piensas que la solución a esa discusión es muy sencilla.
Sin duda los consumidores están envueltos en miles de impactos al día y a una cantidad enorme de impulsos que los hace dudar de lo que quieren y necesitan. Las marcas están cada día mas nerviosas por llegar a “sus números” de ventas y los comunicadores por buscar un impacto más fuerte que haga voltear a dicho consumidor hacia su producto.
Hoy en día no solo basta con estar haciendo ruido constantemente de nuestra marca o servicio alrededor de nuestros consumidores, compradores y clientes. Debemos de ser mucho más certeros y empáticos en la manea en cómo nos acercarnos para volvernos cotidianos en su selección y detonadores de confianza en todo momento.
Una frase muy importante y posiblemente muy trillada en estos días, dirían varios comunicadores que conozco: “Muy usada como clichés o frases por personas que buscan ser diferentes para atraer una marca o una compañía para crecer su portafolio de clientes”.
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