Las ventas se pueden dividir en dos tipos: las directas (que son aquellas en las que una persona ofrece de manera activa un producto) y las indirectas (donde no hay un vendedor, sino que más bien hay distintos elementos que orientan la compra). Esta última modalidad es la que regularmente se utiliza en el retail. De hecho, hay que recordar que la mayor parte de las veces, la decisión de compra la toma el shopper en el punto de venta. Sin embargo, ¿cuáles son esos componentes que pueden ayudar a que se lleva a cabo?
Uno de los elementos más útiles para generar una venta es el packaging del producto. La forma y el color no sólo deben ser estéticos, sino que se necesita que sea lo suficientemente atractivos para que el cliente volteé a ver el artículo en cuestión y decida adquirirlo. De hecho, el diseño del empaque se puede basar en el neuromarketing y en la psicología, para que resulte ser más efectivo.
Otro de los componentes que ayudan a realizar una venta indirecta es la ubicación estratégica del producto en los anaqueles. Como es bien sabido, no es lo mismo que un artículo esté en hasta arriba o en medio de un anaquel. La parte central de dichos muebles, la que queda a la altura de los ojos, es donde los retailers ponen los productos para que se vendan más.
El lugar del punto de venta donde se coloca el producto también es importante y determinante al momento de generar una venta indirecta. Hay zonas conocidas como calientes (que es donde hay un mayor flujo de personas y, por ende, hay más probabilidad de compra). Si se quiere que la gente compre un cierto artículos, estos sitios son los más propicios para que el cliente lo vea y quiera comprarlo.
