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El Buen Fin o mejor, El Buen Principio

Hace justo un par de años surgió la iniciativa que a todas luces pintaba para ser una buena herramienta para reactivar la economía mexicana: El Buen Fin. Sin embargo, quizá valga la pena analizar si es mejor montarse en su ola, o crear un “Buen Principio”.

Hace justo un par de años surgió la iniciativa que a todas luces pintaba para ser una buena herramienta para reactivar la economía mexicana: El Buen Fin. Sin embargo, quizá valga la pena analizar si es mejor montarse en su ola, o crear un “Buen Principio”.

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La iniciativa, inspirada en el famoso “Black Friday” en los Estados Unidos de Norteamérica, que ocurre cada año un día después del Día de Acción de Gracias, cuando no pasan desapercibidos grandes descuentos y la falta de descortesía en la acalorada “rebatinga” de mercancía en tiendas a lo largo del país vecino, es mucho más conservadora en México. En El Buen Fin hay descuentos, promociones al dos por uno, beneficios al comprar cierto monto en mercancía e incluso planes de pago a meses sin intereses. Existe también una gran comunicación mediática por la que nos enteramos de muy diversas promociones y descuentos, y al final no recordamos más de dos.

Pero, ¿qué tan conveniente sería invertir una buena rebanada de nuestro presupuesto en una promoción durante El Buen Fin? Sin duda alguna, los consumidores están predispuestos a comprar y aprovechar las promociones para anticiparse a las compras decembrinas y a final de cuentas reducir su gasto. Algunos otros, más cautos quizá, prefieren mantener su ahorro ante las amenazantes reformas fiscales y la recesión económica. Pero quizá lo más inteligente sería tomar alguna de estas dos alternativas:

Ir por Todo: según datos de la CONCANACO, el año pasado las ventas de El Buen Fin registraron un incremento general del 42%, para alcanzar 148 millones de pesos (42 millones más que en su primera edición). Del Total de las compras, el 64% correspondió a pagos en efectivo y el resto con tarjetas de crédito. Con datos tan alentadores, aún cuando en este año se augura un éxito menor, no suena descabellado unirse a la oleada de promociones. Sin embargo, si vamos a lanzar una promoción y un mensaje justo en un período en donde todos los demás lo están haciendo, incluso nuestra competencia, conviene hacerlo al estilo “Black Friday” con una comunicación y una promoción realmente agresivas, para quedarse con una mayor parte del pastel. Recordemos que competimos también con las ventas de época decembrina, así que no es exagerado adelantar nuestro presupuesto de fin de año un poco para asegurar mayor ingreso.

Crear un “Buen Principio” para nuestra marca. La otra opción es no entrar en la batalla y empezar por un buen principio. El inicio de una promoción anual espectacular, en un período silencioso para otras macas, en el que podamos destacar más. En este caso, se trata de ir construyendo marca, crear el “Día de nuestra marca”, quizá su aniversario, y festejarlo con descuentos potentes. Así robamos atención y no competimos por un pedazo del pastel presupuestario de nuestros consumidores. Podemos anunciarlo con antelación suficiente para ir preparando el camino y generar un nombre propio que se pueda viralizar fácilmente. Como en el Buen Fin, conviene que sea en quincena, en una época alejada de la famosa “cuesta de enero” y de escaso ruido mediático.

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