La advertencia fue clara: si se detecta a niños cortando caña, Coca-Cola suspenderá la compra del producto. Así lo comunicó Eduardo García Cruz, dirigente local de la Confederación Nacional de Productores Rurales (CNPR) en la región de abasto del ingenio “San Cristóbal”, durante una reunión con cañeros del Zapotillo, en Tlacotalpan.
Cañeros saben Coca Cola es riguroso respecto a prohibir trabajo infantil
La declaración surge en el contexto de las condiciones establecidas por Coca-Cola México en sus contratos de adquisición de azúcar: prohibición total del trabajo infantil. Según García Cruz, la empresa actúa con firmeza y corta relaciones comerciales con aquellos ingenios o cooperativas que incumplen este lineamiento.
No obstante, es importante matizar esta noticia: la advertencia parece referirse a una pequeña cooperativa de productores cañeros vinculados con el ingenio “San Cristóbal”, que tendría convenios específicos con Coca-Cola México. No se trata de una política nacional aplicada directamente a todos los ingenios del país por parte de Coca-Cola, sino de una práctica local alineada con estándares de responsabilidad social corporativa, impulsada quizá a nivel regional para mantener la viabilidad del convenio comercial.
Azúcar con sabor… y responsabilidad
La empresa embotelladora ha sido firme en su preferencia por el azúcar de caña natural, uno de los ingredientes que ha vuelto a la Coca-Cola mexicana un fenómeno incluso internacional, preferida en EE. UU. sobre su contraparte estadounidense por su sabor, asociado a la caña de azúcar y a su embotellado en vidrio.
Para preservar esa reputación, Coca-Cola exige altos estándares éticos a sus proveedores. En este caso, la CNPR de San Cristóbal ha optado por reforzar el mensaje a sus afiliados: la presencia de menores en la zafra no solo compromete los derechos humanos, sino también pone en riesgo la venta del producto.
Coca Cola contribuye a economías locales pero hay otros factores
Durante la misma reunión, García Cruz informó que el precio por tonelada de caña cayó a 933.82 pesos, afectado por importaciones de azúcar a gran escala. A pesar de ello, se logró una liquidación final, evitando una preliquidación que habría sido aún más baja, de apenas 750 pesos por tonelada.
Frente al difícil panorama económico, la CNPR local ha comenzado a apostar por la innovación y la sostenibilidad, invirtiendo en un centro experimental en Carlos A. Carrillo. En él se desarrollan métodos ecológicos para combatir plagas de la caña con hongos entomopatógenos como trichoderma, metarhyzum y beauveria bassiana. Además, promueven una educación agropecuaria dual, colaborando con el CBTA No. 84 “Leona Vicario” para formar profesionales del campo.
Un futuro sin trabajo infantil
La medida, aunque estricta, es parte de un esfuerzo más amplio por modernizar la producción cañera en la región y alinearla con las normas internacionales. Las cooperativas que deseen mantener contratos con grandes compradores como Coca-Cola deberán garantizar el respeto a los derechos laborales, en especial de los menores.
Resulta obvio que la zafra ya no es como antes, al menos en esta región, y el mercado exige más que rendimiento: exige ética. Y, en este caso, también buen sabor.