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Estados Unidos se posicionó en 2018 como el cuarto mayor productor de vino en el mundo con 23.9 millones de hectolitros, de acuerdo con OIV.
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La producción de esta bebida ha pasado de los 283 a los 292.3 millones de hectolitros de 1990 al 2018, según Statista.
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Entre los errores que se está cometiendo en el mercado de vino estadounidense está el no buscar la forma de conectar con los consumidores millenials.
Una de las bebidas alcohólicas que ha acompañado al ser humano desde hace milenios es el vino. Sin embargo, al paso del tiempo ha tenido que enfrentar un incremento constante en la competencia con otros tragos como la cerveza o incluso el whisky.
Para el 2018, según datos de OIV, Estados Unidos se convirtió en uno de los principales productores de vino en todo el mundo, al haber generado 23.9 millones de hectolitros, tan sólo por debajo de Italia (54.8 millones de hectolitros), Francia (49.1 millones de hectolitros) y España (44.4 millones de hectolitros).
Sin embargo, se espera que para este 2020 la cantidad de hectolitros producidos de vino en Estados Unidos aumente considerablemente, debido en gran medida a una mayor cantidad de acres de vid cosechados en California, lo cual, en consecuencia, dará por resultado una mayor cantidad de materia prima y más botellas de este producto, según comentó Jeff Bitter, presidente de Allierd Grape Growers.
Esto, sumado a una desaceleración en la demanda, provocarán que para este 2020 haya una precios considerablemente más bajos de vino. Es importante mencionar que este aumento en la cantidad de acres de vid cosechadas es resultados de una estrategia que proviene del 2016, donde se está haciendo uso de métodos de cosecha mucho más eficientes.
En contraste, como se ha mencionado, ha habido una caída en la cantidad de envíos de esta bebida. Dicho en otras palabras, si se está produciendo más vino, pero hay menos personas que lo quieren, esto provocaría un desperdicio considerable en la materia prima ocupada en su elaboración, lo cual se traduce en pérdidas para la industria.
Si bien es cierto que las uvas que no se utilicen para hacer vino podrían ser redireccionadas para crear otros productos como concentrados o incluso brandy, lo cierto es que su rendimiento no es el mismo que el que tiene el primer trago mencionado.
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El vino en Estados Unidos tiene dos posibles soluciones (una de ellas cae de lleno en el marketing)
Una de las posible soluciones que hay para evitar que haya pérdidas en un futuro en el mercado del vino en Estados Unidos es reducir considerablemente la cantidad de acres cosechadas con vid, lo cual implicaría que cuando se quiera incrementar nuevamente la producción, se tendrá que trabajar desde cero.
Para Rob McMillan, fundador de la división de vinos de Silicon Valley Bank, considera que el público de los baby boomers, que en Estados Unidos es el principal consumidor de vino, no durará para siempre, por lo que se debe llegar a un segmento más joven, como es el caso de los millennials, los cuales, según el propio experto, no cuenta con el interés suficiente por la bebida.
De esto modo, el principal reto radica en generar una oferta de valor muy atractiva para que los millennials volteen a ver al vino, pero también se necesitan de campañas de marketing que sean capaces de generar un lazo entre los productores y sus consumidores.
La producción mundial de esta bebida ha pasado de los 283 a los 293.3 millones de hectolitros en todo el mundo, para el periodo que comprende del 2000 al 2018, en tanto que el consumo para ese mismo periodo pasó de los 226 a los 246 millones de hectolitros, de acuerdo con datos de Statista.
