Mario Alberto Aparicio comenzó su trayectoria profesional hace más de tres décadas, impulsado por la energía de la juventud, muchas ideas y una visión clara: construir una agencia que ofreciera más que servicios, que generara experiencias impactantes y resultados tangibles para sus clientes.
A lo largo del camino, enfrentó retos significativos, pero siempre con la convicción de que cada obstáculo representaba una oportunidad de aprendizaje. Esa determinación fue clave para levantar lo que hoy es Proaarm, una empresa consolidada en el sector, que continúa evolucionando bajo su liderazgo.
Inspirar y guiar con visión clara
Para Mario, el liderazgo no es sinónimo de autoridad, sino de inspiración. Es la capacidad de motivar al equipo en los momentos complejos, de contagiar una visión y de actuar como guía cuando el entorno se vuelve incierto.
Su estilo de liderazgo se basa en la empatía, en la escucha activa y en dar espacio a los colaboradores para que puedan aportar desde sus fortalezas. Ha evolucionado de un enfoque directivo a uno facilitador, entendiendo que su rol como líder es construir confianza, brindar dirección y permitir que el talento crezca.
Decisiones difíciles, apuestas necesarias
Uno de los momentos más desafiantes en su carrera fue la decisión de prescindir de un cliente estratégico que no compartía los valores de la agencia. Aunque representaba una fuente importante de ingresos, mantener esa relación comprometía la cohesión y el compromiso del equipo.
Optar por la integridad por encima del beneficio inmediato les permitió reenfocar esfuerzos, fortalecer su identidad como empresa y atraer nuevos proyectos con mayor alineación cultural. Fue una decisión difícil pero esencial para el crecimiento sostenible del negocio.
Crecimiento personal y rutina consciente
En lo personal, Mario ha aprendido que el liderazgo también implica reconocer los errores, asumir responsabilidad y aprender de cada experiencia. Actualmente, valora la importancia de liderarse a sí mismo, trabajando continuamente en su autoconocimiento y desarrollo personal.
Su rutina de desconexión incluye ejercicio, compartir tiempo con su círculo cercano y pequeños placeres como su ritual matutino del café. Es en estos espacios donde recarga energía y reafirma su compromiso con liderar de forma auténtica, humana y estratégica.