Los productos de impulso son grandes aliados al momento de desear aumentar los ingresos de un retailer, sin importar el giro al que pertenezca. Pero es importante primero saber qué son estos insumos y cómo saber utilizarlos de modo favorable en el negocio en cuestión.
Los productos de impulso son aquellos artículos de bajo costo que adquiere espontáneamente el consumidor. Dicho en palabras más coloquiales, son los “gustitos” o “antojos” que tienen el comprador. Pueden ser desde comestibles (como dulces o galletas) hasta accesorios (como pulseras o lentes). Básicamente son algo que se adquiere y que está fuera de la planeación que tenía el comprador cuando llegó al local.
De acuerdo con socialetic.com, hay que entender que los productos de impulso se caracterizan porque se pueden adquirir fácilmente por la mayoría de la población. Se prefiere enunciar así esta característica en lugar de decir que son “baratos”, ya que este adjetivo resulta muy subjetivo.
Sobre la localización de este tipo de productos, hay dos características que regularmente cumplen: la primera es que usualmente están a la vista y fácil alcance del público; la segunda es que usualmente se encuentran cerca de las cajas registradoras. Detengámonos a pensar un momento en el recorrido usual de un consumidor: una vez que adquirió lo que necesitaba, se dirige a la caja registradora, ve este tipo de insumos y cuenta con un tiempo reducido para reflexionar si llevarlo o no. Es la oportunidad perfecta para darle rienda a ese impulso que siente.
Al ser productos de precios bajos y fáciles de adquirir es muy probable que el consumidor los adquiera, lo cual tendrá una relación directa con el aumento de los ingresos del negocio en cuestión, pues aunque su precio sea bajo, el número de estos artículos es lo suficientemente grande para precisamente al momento de sumar los ingresos generados por estos sea una cantidad significativa.