En la visión que intercambia imágenes violentas desde portales de grupos armados hasta en sitios como Youtube; se repite una y otra vez la misma historia para consumo de ávidos espectadores: la sanguinaria escena en que se decapita a un periodista más entre muchos otros. Y el fenómeno trasciende los gobiernos, se trata de un movimiento que vende y tiene un mercado en las redes sociales.
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Tras un intercambio de mensajes entre la madre de Steven Joel Sotloff y sus captores, emotivo mensaje que no tuvo regreso. La decapitación del reportero se dio a conocer.
El joven periodista de tan sólo 31 años parece haber sido ejecutado en Siria, uniéndose a una terrible lista de reporteros que comienza con la historia de Daniel Pearl, el corresponsal de origen judío capturado por un grupo islámico.
A penas el 20 de agosto pasado ocurrió lo mismo con el reportero de guerra James Foley, también de origen norteamericano. Hoy, la historia se repite y circula por la web, con el impulso de un Marketing interactivo que posibilita la transmisión de estos videos mientras tengan visitas y likes, así como comentarios de fanatismos dogmáticos hacia uno y otro lado.
El consumo de este tipo de videos se instaura en el género snuff y gore, pero con una fuerza de realismo mercantil y política que requiere de un análisis profundo. Los video productos de ejecuciones cada vez son más comunes y virales, los internautas los comparten hasta generar un impacto mayor del esperado.
En el afán de no seguir con esta dinámica de respaldar este mercado de violencia, desde esta editorial hemos decidido no incluir las imágenes de esta ejecución y preferimos presentarles el mensaje de la madre del periodista asesinado.
