Eres tu una tarjeta de presentación, y al interactuar con otras personas se genera algo que se llama personal branding. Esa tarjeta de presentación que eres, está en constante evolución, y es un aliciente para que también la gente se anime a trabajar contigo.
¿Qué tipo se pueden entonces tomar en cuenta para hacer un buen personal branding? Bueno como primer consejo, todo aquello que te propongas hacer sobre tu negocio, trabajo, marca y éxito personal, plásmalo en papel, de modo que sea un plan a lo largo de un año.
Construir una marca o una narrativa, es sobre quién eres y quién quieres ser. Ese mensaje debe ser claro y consistente, pero sobre todo, auténtico. Aquí es donde presentas tu estilo, un tanto como tu personalidad contada mediante una buena historia.
Quizá tienes un estilo increíble, eres muy gracioso o estás desarrollando algo que puede cambiar el mundo. En cualquier caso, aprópiate de la historia y habla de ella con pasión. Ese entusiasmo hace la diferencia y los demás lo notan.
Aprovecha tu círculo de compañeros y amigos. Las relaciones importan y construir una marca, personal o de cualquier tipo, se basa en las conexiones que creas. Las relaciones de trabajo están construidas en el respeto mutuo y la autenticidad, así como en ser generoso con tu tiempo, recursos, conocimiento y conexiones.
Ser alguien que hace el trabajo de los demás más sencillo porque sabes cómo hacerte responsable y estás al tanto de las cosas es una de las mejores formas de ganar respeto y valor. Agregar valor al trabajo de otros le añade valor a tu propia marca.
Acude a eventos de networking, involucrarse con organizaciones de la industria, dar clases o escribir en portales es quizás una buena idea.
La intención es convertirte en una referencia en tu campo de trabajo, alguien a quien acudan en busca de opiniones o información, ya sea sobre decoración en el hogar, por una campaña o tips sobre management.