Lanzar un nuevo negocio, ya sea una nueva empresa tecnológica, una pequeña empresa o una iniciativa dentro de una gran corporación, siempre ha sido una propuesta acertada. De acuerdo con la fórmula de hace décadas, tu escribes un plan de negocios, lo presentas a los inversionistas, reúnes un equipo, presentas un producto y comienzas a vender lo más fuerte que puedas. Y en algún lugar de esta secuencia de eventos, probablemente sufrirás un revés fatal.
Sin embargo, ha surgido un nuevo enfoque para gestionar la startup, uno que puede hacer que el proceso de una empresa sea menos riesgoso. Es una metodología que favorece la experimentación sobre la planificación elaborada, la retroalimentación del cliente sobre la intuición y el diseño iterativo sobre el desarrollo tradicional de “gran diseño por adelantado”.
Aquí te brindamos 4 ventajas del Lean Startup:
1. Reducir la incertidumbre
Al utilizar el enfoque de Lean Startup, las empresas pueden crear orden en el lugar de caos mediante el uso de herramientas para probar la visión de la puesta en marcha de forma continua. Lean no se trata simplemente de gastar menos dinero, o simplemente de fallar rápido y fallar barato. Se trata de poner un proceso, una metodología en torno al desarrollo de un nuevo negocio y sus productos y servicios.
2. Trabaja de forma más inteligente, no más duro
Lean Startup tiene como premisa que cada nueva empresa es un gran experimento que intenta responder una pregunta. La pregunta no es “¿Se puede construir este producto?” En cambio, las preguntas son “¿Debe construirse este producto?” y “¿Podemos construir un negocio sostenible en torno a este conjunto de productos y servicios?”
Este experimento es más que una simple investigación teórica; es el desarrollo de un primer y temprano producto. Si tienes éxito, te permite como dueño de un negocio comenzar con tu puesta en marcha: reclutar a los primeros en adoptar, obtener las primeras ventas, agregar más funciones a cada experimento o iteración adicional y, finalmente, comenzar a construir escala en el negocio.
Para cuando el producto o servicio esté listo para distribuirse ampliamente, ya habrá establecido clientes y resuelto problemas reales.
3. Aprende cuándo es el momento de pivotar
Un componente central de la metodología Lean Startup es el ciclo de retroalimentación de construir-medir-aprender. El primer paso es descubrir el problema que debe resolverse y luego desarrollar un producto mínimo viable (MVP) para comenzar el proceso de aprendizaje lo más rápido posible.
Una vez que se establece el MVP, una startup puede trabajar en la puesta a punto del motor. Esto implicará medición y aprendizaje, y debe incluir medidas de éxito procesables. Haz preguntas sencillas para estudiar y resolver problemas a lo largo del camino. Cuando este proceso de medición y aprendizaje se realiza correctamente, quedará claro si la empresa está moviendo o no los impulsores del modelo de negocio. Si no es así, es una señal de que es hora de pivotar o hacer una corrección de rumbo estructural para probar una nueva hipótesis fundamental sobre el producto, la estrategia y el motor de crecimiento.
4. Aprendizaje validado
Cuando te concentras en descubrir qué es lo correcto para construir, lo que los clientes quieren y por lo que pagarán, no tienes que pasar meses esperando el lanzamiento de la versión beta de un producto para cambiar la dirección de la compañía. En cambio, los empresarios pueden adaptar sus planes de manera incremental.
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