En contraparte están aquellos que generan esas propuestas para los clientes quienes, en varias ocasiones, terminan modificando drásticamente para terminar en una idea contraria a la original. Entonces estos diseñadores y publicistas se llenan de frustraciones para ventilarlas después a través de tweets, blogs y fan pages. Me pregunto si los clientes saben de la existencia de estos contenidos y qué opinarán al respecto; sería interesante saberlo.
En todas las disciplinas de comunicación es el mismo show: propuestas grandiosas que no cuajan…y propuestas mediocres que se producen como el pan de cada día. Vemos comerciales muy mal realizados por grandes agencias, espectaculares que contienen más texto que una biblia y que generan contaminación visual; spots de radio que aburren horrores sin comunicar nada; activaciones medianas y tediosas que pasan como parte del contexto en que se desarrollan sin que capten la atención del usuario.
Y es en este último punto en que pregunto: ¿qué están haciendo las personas de Trade Marketing? La publicidad más mediocre que hay en todos los supermercados al final de los pasillos es el sampling de producto. Uniforman a una demo degustadora, le dan las muestras y la plantan a repartirlas con una actitud desmotivada para “invitar” a los consumidores a probar su producto; ella se encarga de repartir pedacitos en recipientes cuchileros y cuando le hacen alguna pregunta sobre lo que está compartiendo no tiene idea de qué responder.
Esta idea de activación será replicada en 60 tiendas a la vez a nivel nacional durante seis meses para llegar al consumidor y pruebe el producto justo en el pasillo donde está colocado. ¿En serio es la mejor idea que se nos puede ocurrir? ¿Es el tipo de propuestas que los clientes aceptan sin buscar alternativas? Estas acciones se vienen haciendo del mismo modo desde hace décadas y no veo la fecha en que eso cambie.
La culpa de estas acciones mediocres es de los dos, del cliente por no exigir creatividad y de las agencias por no liderar, empujar, convencer o aferrarse a cambiar el “chip” del anunciante para hacer cosas nuevas y memorables. No se buscan ideas y propuestas diferentes por el miedo de perder la iguala o el proyecto.
Estoy convencido que tener alguien que nos aborde y convenza de probar un producto para después comprarlo es eficiente, estamos en el punto exacto, en el momento de la verdad donde el consumidor hará una compra, sí, de acuerdo. Pero señores… ¡pongámonos creativos! Busquemos la generación de una idea diferente para que el consumidor no sólo pruebe nuestro producto y se lleve una buena impresión, también hay que sorprenderlo para crear recordación de marca y la próxima vez la compra se hará en automático sin necesidad que alguien esté presente en el súper haciendo la labor de venta.
Cada agencia tiene una filosofía y debe respetarse, se gane o no la cuenta. Si decimos que somos creativos y hacemos de todo menos cosas “creativas” entonces no estamos siendo coherentes con nuestro discurso y acción. La consecuencia es que no somos leales y no nos respetamos, ni al cliente, ni a nuestra profesión, ni a nuestros compañeros…
Lideremos las marcas con las que trabajamos para hacer proyectos memorables y demostrar que las marcas se construyen con creatividad, no con ejecuciones de hueva. Respetemos nuestro trabajo y a nuestros consumidores con grandes ideas y que generen lealtad a las marcas.
¡Arrivederchi!