La medición en el marketing no sólo es útil para poder realizar mejores campañas, sino que es una necesidad para poder comprender analizar los resultados que estamos obteniendo y si están teniendo el impacto esperado. En herramientas como activaciones, eventos y patrocinios es posible hacerlo (no si cierta dificultad); sin embargo, en el mundo digital es mucho más sencillo cuantificar las interacciones de los usuarios (y posibles clientes), como es en el caso del email marketing, donde la tasa de apertura es un indicador fundamental. ¿Cómo se puede calcular?
Lo primero que debemos hacer es comprender bien el concepto de tasa de apertura, que básicamente significa que, de la cantidad de correos emitidos en una estrategia de email marketing, cuántos de ellos fueron abiertos. Para saber esto, en cada uno de los mails se integra un código que permite llevar a cabo esta medición.
Para calcular la tasa de apertura, como ya mencionábamos, hay que tomar en cuenta dos factores: la cantidad de correos mandados y la cantidad de mails abiertos.
La expresión matemática para medir la tasa de apertura queda del siguiente modo: el total de correos mandados se divide entre el número de mails abiertos. El resultado de esto es multiplicado por cien, para que la respuesta esté expresada en un porcentaje. Así se sencillo.
Cabe destacar que a diferencia de KPI como la tasa de conversión, en la de apertura no hay un rango típico o común; sin embargo, hay que considerar que entre más grande sea la cantidad de correos que se emiten, este indicador tiende a bajar. Un promedio más o menos óptimo ronda el 10 a 20 por ciento.
Es importante señalar también que entre más pequeña sea la lista de personas a la que se envía y o cuando se trata de un tema de nicho, se pueden esperar tasas de apertura más altas.