Javier Milei es un cincuentón solitario que ama a sus cuatro hijos con patas, como lo dice en casi todas sus entrevistas. Se graduó de economista en la Universidad de Belgrano. Después estudió una de esas maestrías o posgrados que no se le niegan a nadie en Ciencias Económicas en la Universidad Torcuato Di Tella ¿A qué se dedica? Hasta hace poco, era un comentarista y panelista en programas de televisión, que lo convocaban por incendiario y controvertido. Dice lo que piensa casi sin filtros y esto atrae mucha audiencia a donde lo invitan. Tan sólo en su Instagram su video con su último discurso político tiene más de un millón y medio de vistas. Envidiable para cualquier generador de contenidos de este siglo 21. Es un opinador, ideólogo y comentarista. Hasta aquí todo normal. Fundó en 2019 su propio partido, el Partido Libertario. Esto me suena tan posmoderno, cómo cuando te preguntaban en Facebook, hace 20 años, cómo te definías ideológicamente, hasta ahora yo elegí la opción de ser libertario, sin saber qué era ser libertario cuándo lo elegí.
Pues, total, este anarquista capitalista, como se autonombra, se lanzó para ser candidato presidencial en las próximas elecciones de octubre en Argentina y arrasó. Batió a la izquierda ya disminuida de la tribu de los Kirchner y a la alianza de centro derecha de Juntos por el Cambio. Les pegó muy fuerte en el orgullo a todos los políticos argentinos. Porque quizá es un Don Nadie y Outsider de la clase política, que no tiene una ideología concreta, funcional y sensata, pero los puso a trabajar porque, por el momento, es el que tiene más probabilidades de ser presidente en las elecciones de 2023. Es popular y está cautivando, enganchando y cortejando a los argentinos enojados por su situación económica porque que ya están hasta la madre de los políticos convencionales que son corruptos y nada competentes. Argentina tiene una de las inflaciones más altas del mundo, quizá después de Venezuela. Ver este tipo de fenómenos antropológicos, digitales, sociales y culturales me apasiona. Observar este caos, me intriga y me enseña lo que somos. Este es quizá el fenómeno de posverdad argentino más importante desde hace 30 años. Si logra ser presidente, entenderemos mejor por qué los argentinos están votando con las vísceras, el encabronamiento y no con la razón. Esto ya pasó en 2016 en EE.UU con Trump y en México en 2018 con Andrés Manuel López Obrador. Las audiencias de los votantes, no son tontas, son sensibles y castigan con el golpe de su voto, como un fenómeno de autodestrucción colectiva. No importa Javier Milei, él no es nada importante. Lo que verdaderamente importa es por qué estamos haciendo famosos y poderosos a este tipo de personajes posmodernos. Este es el verdadero análisis y reflexión que nos debe atrapar. Porque estos personajes son un espejo de lo que somos y vamos a ser.
Invité a ayudarme a entender este tipo de fenómenos regionales a Carlos Souto, que es un compañero de vida que conoce perfecto cómo son los políticos posmodernos y me aclarará qué está pasando por la mente de los votantes argentinos, entérate aquí sobre nuestra plática de reflexión en mi video columna.
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