Así es, todo forma parte de un ciclo, como dirían algunos de nuestros abuelos, pero ¿por qué se está volviendo una tendencia lo que nos remite al pasado? Películas “ochenteras”, muebles vintage, moda y comida orgánica, slow food, discursos ideológicos y búsquedas existencialistas.
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Allá afuera todos estos movimientos son parte de nuestros estilo de vida y de la forma con lo que recibimos muchos mensajes y contenido. ¿Qué está pasando? La mayoría de las tendencias son círculos virtuosos que se reiteran con el contexto y la coyuntura de la época de los cobija. Son ciclos de vida “recursivos” o círculos sin fin que se auto ejecutan de forma natural y mágica como el mercado.
Funcionan muchas veces de manera orgánica natural, impulsados por los intereses de quienes dominan los mercados. De los que tienen los productos y los materiales de que están hechos los productos que compramos y deseamos.
Por ello, ahora es tendencia ver al pasado. Porque muchos de los mensajes ya están manoseados y áridos. No existe nada nuevo que genere contenido, entonces, el contenido se resuelve en rescatar el del pasado.
Los usuarios, clientes y receptores ya se encuentran saturados, por ejemplo: no causa la misma sorpresa conocer un equipo de sonido con los aditamentos más modernos y avanzados que reunirse a escuchar el disco de una banda de culto en un fonógrafo fabricado en el siglo 20.
Estamos saturados y al estar saturados de tanta información, recurrimos a la melancolía y la añoranza. Así que los clientes están buscando conversaciones y experiencias naturales y legendarias, no lo nuevo. Volveremos a lo básico porque nos perdimos el camino.
Así es como las tendencias se generan a través de los ciclos y las bandas sin fin de la vida, anotemos herramientas de forma que nos servirán para atrapar mejor a nuestros clientes a y nuestro mercado objetivo.
