Si alguien asiste al Museo de Nagasaki o al de Hiroshima, aunque en Japón son menos llamativos en el Marketing social de su memoria histórica, no falta la venta de algún folleto en sus museos. En México, está el Memorial del 68, en pleno Tlatelolco; esto es muy común en este tipo de marketing, pues el punto de venta está justamente donde ocurrió la tragedia, como es el caso de la llamada zona cero en New York, o los puntos exactos dónde cayó la bomba en Nagasaki, así como también el lugar preciso en que ocurrió la masacre de 1968 en la Cuidad de México.
En todos los casos, por ejemplo en el Memorial del 68, se venden videos documentales, libros de diseño con la propaganda de la época y otros artículos.