Aunque la idea de muchos líderes de equipos de trabajo es que los empleados deben llegar a sus empresas con conocimientos y habilidades adquiridas ya sea a través de la escuela o por medio de la experiencia laboral previa, lo cierto es que muchos colaboradores requieren de una retroalimentación no sólo para que puedan realizar su trabajo de manera más eficiente, sino su crecimiento personal y profesional. No obstante hay muchos jefes que no saben trabajar correctamente con esta parte, para la cual es necesario tomar en cuenta ciertos aspectos.
Para una retroalimentación efectiva, es necesario que el líder realice una especie de análisis FODA de sus colaboradores, de tal modo que se conozca en qué puntos positivos tiene y cuáles son las áreas de oportunidad con las que cuenta un empleado en particular, con la finalidad de saber por dónde se puede dirigir la retroalimentación que se le va a ofrecer.
En todo proceso de retroalimentación, es necesario que los líderes sean empáticos con sus colaboradores, de tal modo que tomen consciencia sobre los desafíos que implica para ellos, además de que por medio de la empatía se puede generar un tono de comunicación adecuado para que el empleado se esté dispuesto y receptivo para recibir la información.
La retroalimentación es progresiva. De nada sirve que el líder platique una sola vez con el colaborador y no lo vuelva a hacer. Es necesario que esté atento a los progreso que presente su colaborador y brindarle lo que sea necesario para que pueda aprovechar la información.
En dado caso de que así lo requiera la situación, es necesario que el líder vuelva a repetirle, siempre con paciencia y empatía, al colaborador la retroalimentación que le ha ofrecido, hasta que logre no sólo ser asimilada, sino también aprovechada por el empleado en cuestión.
