Hacer marketing y comunicación para niños suele ser complejo, en la medida en que casi nunca se logra efectividad en el proceso, puesto que se observa a los niños como un público más, segmentándolo demográficamente, pero hay que tener en cuenta que los niños son un individuo social en constante cambio, ya hay una identidad, hay un indicio del ser pero esto, ésta en construcción.
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Así, las personas que hacen marketing, publicidad y comunicaciones, suelen equivocarse a la hora de plantear sus campañas, pues no hay una investigación profunda sobre: el comportamiento del niño, sus gustos cambiantes, sus miedos y situaciones agobiantes; a veces las marcas son tan superficiales, que creen tenerlo todo, hasta la conciencia de los niños, con sólo invertir en una licencia, que finalmente pierde relevancia por ser estacionaria; lo cual conlleva a que si no hay un contenido profundo y relevante por parte de la marca para con el niño, se pierda la identificación de marca.
En tal sentido la marca termina perdiendo todo valor, pues se convierte en el producto de x o y licencia pero no se identifica a la marca que está detrás de ello; por lo tanto esa estrategia de ventas debe obligatoriamente de ir acompañada de un proceso de identidad de marca, logrando no sólo posicionamiento sino también recompra y mantenimiento.
Así, el marketing infantil requiere de verdaderas estrategias facilitadoras, que logren generar conexión de marca, durante ese proceso de venta; aquí tres calves a tener en cuenta a la hora de buscar efectividad y respuesta en los niños:
- El niño sufre del síndrome del mejor amigo: la niñez es la etapa en la que el ser humano estructura los diferentes procesos de interacción y es allí donde se conjugan los grupos sociales primarios, secundarios y terciarios; en tal sentido los niños descubren que pueden tener amigos, socializando con personas distintas a su madre; así las travesuras en conjunto, los retos grupales y el valor de la amistad se convierte en un factor importante para el niño, factor que no se explora desde el marketing y por eso muchas campañas enfocadas a los niños que lo conciben como un individuo independiente y solitario, fallan.
- La sorpresa le fascina: la capacidad de sorpresa de los niños es intacta, le gusta sonreír y aquello que está oculto y los incita a descubrir, así se pueden configurar estrategias de impulso y ventas, entregando contenido de valor.
- No hay vergüenza: el niño desconoce el pudor, no se avergüenza, tiene capacidad de preguntar e interactuar ante un público, pues como ser humano aún no se sonroja por sus opiniones salidas de contexto, lo cual se convierte en una buena manera de facilitar la interacción con la marca y sus grupos sociales.
