Cada día se suman más y más empresas a la constelación de marcas que ya existían. Si bien es cierto que entre más grande sea la cantidad de compañías que participan en el marcado hace que haya un mayor dinamismo en éste, también hace que la competencia aumente considerablemente y, en términos de marketing, dificultan el poder captar la atención del público meta, el cual está saturado todo el día, todos los días por mensajes publicitarios, esparcidos tanto de manera BTL como ATL. Por este motivo las marcas buscan convertirse en lovemark, pero, ¿cómo se puede lograr esto?
Primero, y antes de entrar de lleno al tema, vale la pena recordar qué es lo que se entiende por lovemark. Se puede definir como la firma que logra establecer un lazo considerablemente estrecho con el consumidor, que logra “enamorarlo”, por decirlo de algún modo.
Uno de los principales caminos por medio de los cuales se puede hacer que una marca se transforme en una lovemark es diferenciarse por medio de de la personalidad de la firma en cuestión. Cuando logra construirse bien y es clara incluso se puede lograr que los consumidores se sientan identificados con ella.
La personalidad de la marca debe permear todo los elementos de la firma para convertirse en una lovemark: desde el producto per se, los valores, la misión, visión, hasta el packaging, con la finalidad de extender ese valor diferencial.
Ya sea por medio de activaciones o de eventos se pueden generar experiencias que no sólo dejen una vivencia profunda en la mente del consumidor por medio de un recuerdo, sino que también consiga aumentar el engagement que se tiene, de tal modo que la marca en cuestión se transforme en una lovemark.
Cabe destacar que generar storytelling basado en emociones es otro de los elementos que pueden funcionar al momento de transformar una marca en lo que se conoce como una lovemark.
