Por: Erika Fonseca
Twitter: @erfonseca
email: [email protected]
Una frase muy fuerte pero cierta: todo comunica. Me impresiona como hay quien todavía lo duda. Una campaña de marketing debe de estar completamente integrada, de ahí a que pueda tener éxito o no.
La comunicación, los lenguajes visuales, los lenguajes no tangibles, pesos visuales, colores, formatos y hasta materiales comunican. El cerebro humano es capaz de percibir millones de estímulos cada minuto, de ahí el inconsciente capta muchas cosas que nuestra parte consciente no.
Esto es lo impresionante de la comunicación, dejar pasar los detalles, por mínimos que sean, dejan un gran umbral para que el mensaje se desvirtúe.
Así funciona el cerebro. Y no hablo de magia ni de brujería. El cerebro puede percibir formas de acuerdo a la cultura, la educación, el entorno. De ahí que alguien en el Polo Norte, no entienda lo mismo que alguien del centro de la Ciudad de México.
W. Kandinksy trató de proponer un diccionario visual que fuese casi una traducción literal de los significados de los colores y las formas. No lo logró, pero no porque no funcionase, sino por que la percepción -toda, incluyendo la visual- está ligada al entorno, eso fué lo que no pudo descifrar. Es exactamente igual que los sueños: es imposible crear un “diccionario de sueños” ya que el significado va íntimamente relacionado con el soñador. Así es como la comunicación no verbal es también parte del marketing, el diseño, la publicidad y finalmente: las ventas.
Se han puesto a pensar: ¿cuántas veces queremos decir algo con un significado distinto al que citamos? ¿cuántas veces un mensaje es tergiversado, por un error en el mensaje inicial, por falta de comunicación o por el tono y el sentido del mensaje?
Comunicar es algo que va más allá de las palabras y de las imágenes. Si somos responsables con todo lo que hacemos, deberíamos ser más cuidadosos al hablar, al presentar, al crear una campaña o al crear una imagen.
A veces, justo lo que no se dice, dice mucho más.