Para noviembre 2022, día del primer juego de la Copa Mundial Qatar™ (me estoy burlando un poquito del ™ por innecesario), iniciará la aplicación de tecnología de punta, de última generación, de rompe y rasga… vaya, que no tiene ni el iPhone 745 Plus Pro Thanos Edition.
FIFA anuncia desde su portal que el “fuera de juego” será analizado no nada más con varias cámaras, sino con un sistema de mapeo digital inmediato conectado no sólo con un sensor al centro del balón, sino con algortimos de antropometría que señalarán al silbante la posibilidad de un juego adelantado para su revisión.
Hasta aquí todo bien en nombre del juego limpio, ahora… ¿podemos confiar en este nuevo sistema infalible, tan confiable como mi tía Chayo y tan exacto como el pulso de mi nonagenario tío Jacinto? Quizás, todavía no hay pruebas y yo nomás ando aquí sospechoseando. ¿Podemos confiar en Infantino, presidente de FIFA, como confiamos en su tiempo en Joseph Blatter, cuando las apuestas del futbol nos han dado escándalos que ofenderían a un diputado?
Amigue lectore, leamos esto desde nuestro asiento en el estadio: Antes del VAR, las malas decisiones recaían en el árbitro, persona que decide ser insultada como profesión; con el VAR, la mitad de los improperios son para él y la otra mitad para la tecnología del streaming. En el siguiente Mundial™, el peso de una decisión que afecta a millones de personas en sus emociones lo absorberá… una plataforma digital. Aunque los mexicanos seguiremos gritando “¡álbitro vendido!”.
Y “¡Puuutooo!”; acuérdense de este post.
El punto es que el mundo digital es una gran herramienta, sin olvidar que está en manos de seres humanos, que destruimos todo lo que tocamos. No escribo sin fundamentos, rencordemos -recordar con rencor- el España-Corea del Sur en 2002, el México-Panamá en 2015, las polémicas de bar viendo la repetición del VAR (cualquier partido importante) o, para concluir, el Real Madrid vs. FC Barcelona 2022. Ojo: el vértice y vórtice de esta disertación es la FIFA, ¿ven porqué bebo?
Yo ya de camino al bar de Qatar™. Ojalá haya bares.
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