Estos son los riesgos de crear imágenes estilo Studio Ghibli

Estos son los riesgos de crear imágenes estilo Studio Ghibli

En un mundo donde la magia de Studio Ghibli parece al alcance de un clic, las herramientas de inteligencia artificial prometen transformar selfies en personajes de anime con ojos luminosos y paisajes oníricos. Plataformas como Images for ChatGPT de OpenAI han desatado una fiebre digital: millones comparten sus retratos esperando verse como protagonistas de El Viaje de Chihiro. Pero detrás de este espejismo color pastel se esconden riesgos y una advertencia urgente de los expertos en ciberseguridad: cada foto subida es un fragmento de identidad que podría terminar en manos equivocadas.

 

Entre la inocencia y el peligro

El fenómeno recuerda a viejos conocidos: FaceApp y Voilá AI Artist, aplicaciones que hace años convirtieron selfies en arte, pero también expusieron a millones a fugas de datos. Hoy, con la IA más sofisticada, los riesgos son aún más sutiles —y peligrosos—. Según Kaspersky, compartir imágenes personales en estas plataformas equivale a regalar piezas de un rompecabezas biométrico: rasgos faciales, expresiones, incluso patrones únicos que los ciberdelincuentes pueden ensamblar para falsificar identidades, burlar sistemas de reconocimiento facial o crear perfiles detallados con fines fraudulentos.

María Isabel Manjarrez, investigadora de Kaspersky, lo explica sin ambages:

“Estos datos quedan almacenados en servidores de terceros, que son blancos jugosos para hackers. Una foto inocente hoy podría ser la llave mañana para acceder a tu cuenta bancaria”.

 

México, un espejo de progreso… y complacencia

Los datos revelan una evolución alentadora, pero insuficiente. En 2019, el 54% de los mexicanos admitía no leer políticas de privacidad ni cuestionar el uso de sus datos. Para 2025, ese porcentaje se redujo al 23%, reflejando una mayor conciencia digital. Sin embargo, casi un cuarto de los usuarios sigue subiendo fotos sin preguntarse: ¿quién guarda esto?, ¿para qué se usará?, ¿cómo se protege?.

La lección es clara: la educación en privacidad avanza, pero la tentación de participar en tendencias virales —como convertirse en anime— nubla el juicio. “No se trata de satanizar la tecnología, sino de usarla con ojos críticos”, insiste Manjarrez.

 

Los riesgos de convertirte en personaje de Studio Ghibli

Imagina esto: una foto tuya convertida en personaje de Castle in the Sky viaja por servidores desconocidos. Un ciberdelincuente extrae tus rasgos faciales, los cruza con datos filtrados de redes sociales, y crea un perfil tan detallado que puede suplantarte en videollamadas, desbloquear dispositivos con reconocimiento facial o solicitar créditos en tu nombre. La tecnología que te hace ver como un héroe de anime podría convertirte en víctima de un villano real.

 

Cómo participar sin regalar tu identidad

Kapersky nos da 5 consejos para evitar ser víctimas de un posible robo de identidad:

1. Lee como si tu privacidad dependiera de ello —porque así es—. Las políticas de privacidad no son letra muerta: buscan quién almacena tus fotos, si las usan para entrenar algoritmos o las comparten con terceros.
2. Menos es más. Sube imágenes genéricas: un paisaje, tu mascota, un objeto. Si la plataforma exige un rostro, usa una foto antigua o borrosa.
3. Sé un detective de permisos. ¿Por qué una app para editar fotos necesita acceso a tu ubicación o contactos? Si los requisitos parecen excesivos, desinstala.
4. Protege tus dispositivos como si fueran un castillo. Un software de seguridad actualizado es tu muralla contra malware que podría robar datos mientras usas estas herramientas.
5. Asume que nada es efímero. Lo que subes a internet, aunque sea por segundos, puede quedar registrado. Piénsalo dos veces antes de darle “convertir”.

Convertirse en un personaje de anime es tentador, pero no a costa de convertirte en un dato explotable. La IA es un espejo mágico, pero como en los cuentos, su encanto puede tener un precio oscuro. La próxima vez que una tendencia digital te invite a compartir tu imagen, recuerda: en el mundo conectado, tu rostro no es solo arte: es información valiosa. Protegerlo no es paranoia; es el primer acto de tu propia historia de ciberseguridad.

¿El consejo final? Disfruta la magia de la IA, pero con la varita de la precaución siempre en mano. Después de todo, incluso en el universo Ghibli, los mejores héroes son los que saben cuándo cerrar las puertas a los espíritus peligrosos.

 

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