La piratería es uno de los problemas que enfrentan las industrias con materiales protegidos. Además es una práctica que se tolera en el entorno social.
El Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), en la “Encuesta para la medición de la piratería en México”, reveló que 41.9 millones de mexicanos consumieron algún tipo de piratería en 2016, con un gasto cercano a los 209,000 millones de pesos en música, películas, software y libros pirata.
En ese año, se estima que 36.3 millones de personas, es decir, 70.5 por ciento de los encuestados, consumieron piratería física. Mientras que 26 millones, 72 por ciento de los encuestados que respondieron utilizar Internet, consumieron piratería digital.
Es preciso decir que el consumidor de piratería evaluar al realizar su compra el precio y la calidad del producto, antes de la marca, la tienda o modelo de artículo. De acuerdo con algunas investigaciones, las razones principales para comprar piratería son el precio, la facilidad de adquisición, costumbre y la calidad del producto.
Por ejemplo, la principal razón de consumo de música, películas y libros piratas en físico, es el precio. En suma, más del 70 por ciento de los consumidores de piratería en Internet lo hicieron gratuitamente, y la principal razón de consumo de piratería digital es la facilidad de adquisición.
Sin embargo, es una práctica que daña a las industrias involucradas. De acuerdo con datos de la UNESCO, la piratería puede ocasionar daños a la economía de un país como disminución de empleos formales con prestaciones legales proporcionados por el sector formal, desánimo de los empresarios extranjeros para traer inversión al país, pérdidas económicas a las empresas formales, fractura la innovación y la investigación, entre otros.
A pesar de los esfuerzos como campañas de concientización, la piratería sigue siendo un problema para el mercado, ya que la aceptación social permite que que continúe esta práctica sin considerar los daños a las industrias involucradas.