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Lo que me llevo de Facebook en el Congreso

Alejandro Sánchez, columnista InformaBTL
Una de las noticias que más llamó la atención durante la semana pasada fue la comparecencia de Mark Zuckerberg, fundador y CEO de Facebook, ante el Congreso de los Estados Unidos.

Una de las noticias que más llamó la atención durante la semana pasada fue la comparecencia de Mark Zuckerberg, fundador y CEO de Facebook, ante el Congreso de los Estados Unidos. Si bien parece que no pasó mucho y la mayoría podrían decir que Zuckerberg duerme tranquilo después de librarla, yo me quedo con algunos temas respecto a esto que creo que vale la pena compartir.

Si tuvieron oportunidad de verlo, quizá se percataron y me encantaría escucharlos de regreso. Si no, les recomiendo que busquen al menos uno de los muchos resúmenes que hay con lo más destacado y compartan sus impresiones.

Primer tema que me quedo en mente: qué bajo el nivel del interrogatorio. Uno pensaría que el congreso de un país que lleva el liderazgo en muchos temas de economía, tecnología y desarrollo social tendría muchas más herramientas, o al menos la cautela de prepararse mínimamente, para interrogar a un empresario en una de las industrias más lucrativas de la actualidad, que son los negocios digitales. Sin embargo, lo que pudimos encontrar es un congreso que no parece entender los conceptos más básicos sobre cómo funciona un negocio como Facebook ni la capacidad de escudriñar profundamente dentro de los argumentos que recibían de regreso ante sus preguntas. Cosas tan básicas como de qué vive Facebook que cualquiera con algo de cultura digital tiene al menos nociones básicas. Mi reflexión en el nivel que sigue es: ¿cómo esperamos que haya una regulación que al mismo tiempo proteja al consumidor y permita que los negocios se desarrollen en todo el mundo si en el supuesto país de avanzada los legisladores muestran un desconocimiento tan preocupante? Imaginémonos eso mismo en un país vías de desarrollo.

Segundo tema: ¿alguien le cree a Facebook que sabe tan poco de su propio producto? La cantidad de veces que Zuckerberg contestó “we don’t know” o “we don’t have that” es increíble (como increíble es que se la compraran como respuesta). Aquí hay de dos: es real, entonces una entidad a la que le confiamos una cantidad enorme de datos personales y detalles de nuestra vida es un desastre y tendríamos que pensarlo con mayor calma; es falso, y la pregunta se vuelve entonces, ¿qué buscan ocultar? Por qué no simplemente responder y no darle la vuelta argumentando desconocimiento. Ahora, si Facebook es una de esas compañías que por su escala tendrían que ser capaces de manipular y administrar los datos y la información de sus usuarios de gran forma, ¿dónde deja eso a las chiquitas y más nuevas? ¿Dónde nos deja como usuarios de un servicio (pagado o no)?

Un tercer tema que ya hemos tocado antes y que con las elecciones pasadas en ese mismo país se hizo un poco más visible es el sesgo de información. Los servicios digitales, en su afán de ser más relevantes y personales con sus usuarios, les construyen contextos de información donde solo ven lo que les interesa. En otras palabras, los usuarios vivimos en una burbuja donde todo está acomodado a nuestro modo; sin embargo, cada vez es más común que utilicemos esos contextos para formarnos una idea completa de la realidad que nos rodea, dándonos una visión sesgada. Peor aún si el servicio que estamos utilizando como referencia tiene un sesgo natural (no que Facebook lo tenga, pero quizá fue el cuestionamiento más interesante que hicieron al preguntar cuándo se había quitado un anuncio de un tipo y cuándo uno del tipo contrario). Es decir, cada vez estamos más ensimismados y a esto ayudan los servicios que utilizamos mostrándonos solo eso que nos gusta ver para mantenerse en el top de nuestras preferencias.

Esta burbuja de información se puede volver muy peligrosa si pensamos que puede llevar a fundamentar en la mente de ciertas personas tendencias extremistas o aislar grupos sociales basados en sus creencias y sin apoyar a la diversidad. ¿Entonces qué pasa con tomar decisiones informadas? ¿Qué sucede con ser participativos en nuestra sociedad si solo vemos lo que queremos de esa sociedad? Pensemos que vienen elecciones en México, vean sus redes sociales, ¿será que hay un candidato que es más común que los demás? ¿Y de pura coincidencia es el que nos gusta o el que trae los temas que más nos interesan? ¿Qué sabes de los otros? No es necesariamente que los medios te quieran sesgar, es que se están adaptando a tus gustos, creando accidentalmente (quiero creer) una opinión sesgada.

Y un último, del que ya también hemos hablado, pero que me llamó la atención la forma en que se manejó: privacidad. Y mi pregunta aquí es, ¿de verdad nos interesa la privacidad? Para esto me interesa la reacción hacia la forma en que los senadores lo manejaron con una pregunta muy básica: “¿nos diría en qué hotel está hospedado?”. Muchas veces le hemos dicho a algún servicio digital en qué lugar estamos, muchas. Claro que el señor Zuckerberg se negó a responder, como sería de esperarse, la pregunta es entonces, ¿por qué nosotros lo hacemos todo el tiempo? ¿Es porque no somos figuras públicas? ¿Y entonces al no ser públicos nuestra privacidad es menos relevante? O quizá es porque creemos que a nadie le interesa, nos sentimos anónimos. Que probablemente no lo somos tanto, mucha gente que lo ve nos conoce y podría utilizar esa información para su beneficio. La reacción general del público ante eso fue que es una tontería preguntar eso porque obviamente no va a responder y tomarlo como a broma, ¿entonces qué tan relevante es para nosotros la privacidad realmente?

Un pilón, “nadie lee los términos de servicio ni la política de privacidad” a lo que yo agregaría que el que lo hace termina perdido en un laberinto donde, como si estuviera en la Torre de Babel, eventualmente ni siquiera sabrá qué idioma está tratando de leer. Y no conozco a nadie que le haya caído de sorpresa esta declaración (ni que los haya leído satisfactoriamente), ¿entonces para qué los exigimos? ¿Qué tan irresponsable es esto como usuario? ¿Tan poco sentimos que vale nuestra información que la damos sin certeza de qué va a pasar con ella?

¿Tú cómo te sentiste? ¿Crees que vaya a cambiar algo a partir de este escándalo? ¿Qué pensamientos te disparo esta serie de micro-discusiones que pudimos presenciar?

 

 

 

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