Las diferentes variables del ambiente contribuyen al comportamiento de los consumidores toda vez que ingresan a una tienda.
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Entre los efectos más comunes que determinan si un cliente va a realizar una compra o no están los siguientes:
Música: Cada vez que entramos a una tienda, sobre todo departamental, escuchamos música de fondo. Se ha comprobado los ritmos lentos incrementan la posibilidad de que un consumidor permanezca más en la tienda y que dedique un tiempo considerable para elegir un producto.
En cambio, cuando la música es rápida, el tiempo de compra es más acelerado.
Aglomeración: El cúmulo de gente reduce notoriamente el tiempo dedicado a las compras y se adquieres menos productos.
Este fenómeno, típico en épocas de rebajas, propicia que la compra sea impulsiva.
Color: Las diferentes tonalidades provocan respuestas fisiológicas y configuran los estados emocionales de los clientes.
Cuando se trata de colores cálidos, la atención del consumidor es atraída, y cuando éstos son fríos la atención está en el exterior de la tienda.
Olor: Aunque poco se ha estudiado al respecto, el olor influye en la evaluación que el cliente hace del lugar, y más cuando son establecimientos de comida.
Finalmente a partir del olor no sólo se crea la percepción de calidad del producto sino la imagen global y actitud hacia el establecimiento.