Tras superar el año más difícil de la historia, lo recordaremos como el de la pandemia mundial, que nos vulneró y nos sacudió nuestra escala de valores. La crisis sanitaria dejo en manifiesto efectos catastróficos económicos y puso en jaque retos sociales como el de la diversidad, la equidad y la inclusión.
En tema de inclusión, la Fundación Adecco, en colaboración con CHM Obras e Infraestructuras presentó el informe “Discapacidad y expectativas para la nueva década”, que basa sus conclusiones en una encuesta a 600 personas con discapacidad entre 18 y 60 años.
Según Francisco Mesonero, director general de Fundación Adecco: “Detrás de toda crisis hay una llamada a la responsabilidad colectiva e individual. Hemos de aprender del pasado y no permitir que las personas con discapacidad se queden atrás en la era Covid-19 siendo, como siempre, los últimos en reponerse del impacto económico. Escuchar sus demandas y reivindicaciones constituye el primer paso para que todos los agentes sociales nos coordinemos para darles respuesta, permitiendo así que formen parte de una recuperación económica inclusiva en la que el empleo va a ser el motor para salir adelante”.
En el mundo empresarial los líderes de todas las industrias han buscado lo correcto para decir o hacer mientras sus empleados procesan emocionalmente los actos continuos de injusticia sistémica. Las empresas han tenido un impacto tangible al donar millones para apoyar la justicia racial y, en algunos casos, reformaron sus juntas para que sean más inclusivas.
Estos pasos no solo son trascendentes, sino que también son el tipo de acciones que han tenido un impacto en los grupos vulnerables, como CMO que es miembro de las comunidades Latina y LGBTQ +. El año pasado nos enseñó la importancia de crear espacios para el diálogo y la sanación, priorizando en los principios sobre las ganancias y la proactividad en diversidad, equidad e inclusión. Aquí hay algunos pasos que las empresas pueden tomar para hacerlo bien.
Aceptar tu vulnerabilidad
El autor Brene Brown , lo dijo perfectamente: parte de ser vulnerable es reconocer que no tienes todas las respuestas correctas, pero también tener el coraje de no saberlo. Es importante mirarse en el espejo, evaluar las creencias de su empresa y encontrar formas de llenar los vacíos.
Ante esas brechas, muchas empresas bien intencionadas recurren a sus grupos de recursos para empleados (ERG), que pueden proporcionar herramientas en el lugar de trabajo; pero los ERG no deben ser el fin de todo, y no solo porque a menudo luchan con presupuestos pequeños. Las empresas no deberían pedir a los grupos afectados que lleven a cabo el trabajo literal y emocional de guiar una respuesta corporativa al trauma.
Sea el líder que sus empleados necesitan y esperan
La diversidad en la alta dirección ha dado pasos en el sentido correcto en los últimos años, pero todavía no es suficiente. El Fortune 500 acaba de alcanzar un “récord” de mujeres CEO el año pasado, si bien 38 de 500 no es nada alentador, el futuro pertenece a millones de emprendedores que no están representados en los equipos ejecutivos homogéneos de hoy. De hecho, la próxima generación de líderes (Gen Z) es más diversa que cualquier otra y no se espera menos del mundo empresarial.
Adidas promociona el talento de superestrellas negras y tuiteó contra el racismo por el asesinato de George Floyd, pero tiene un historial de marginar a sus propios empleados negros. Esta falta de autoconciencia por parte del liderazgo invalida las declaraciones de un CEO (sin importar cuán sinceras puedan parecer) y desanima a los empleados que se sienten barridos bajo la alfombra.
La proactividad es la mejor actividad
El cambio real no ocurre cuando las empresas se apresuran a poner una curita a sus debilidades expuestas después de que comienzan las protestas.
Una empresa como Bumble, vio las secuelas del asesinato de George Floyd como un momento para hablar y encontrar nuevas formas de luchar contra la injusticia de manera proactiva, es decir, haciendo donaciones sugeridas por los usuarios para promover la justicia social y al mismo tiempo reflejar realmente la voz del público. Este no fue un esfuerzo de último minuto para cubrir sus huellas. Fue una iniciativa de empoderamiento con la actitud ambiciosa de “¿Qué más podemos hacer para hacer del mundo un lugar mejor?”
Este es un gran comienzo, pero el cambio real y duradero ocurre cuando las empresas continúan con su trabajo después de que el foco de atención se desvanece. La necesidad subyacente no desaparece, por lo que es importante continuar con sus esfuerzos durante todo el año, no solo después de un evento traumático.
A pesar de lo doloroso que fue el año pasado para tanta gente, las lecciones que aprendió la comunidad empresarial son invaluables. Por cada paso adelante en términos de progreso social, las empresas deben eliminar cualquier retroceso, con una conversación abierta, un liderazgo genuino y proactividad, se logrará un progreso real.
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