En Grenoble, capital de los Alpes franceses, las autoridades quisieron aprovechar los tiempos muertos de las personas para hacer que éstas se involucraran más con la lectura. La solución la encontraron en el below the line.
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A sabiendas que la espera del transporte público suele ser interminable y que en la calle cohabita un sinnúmero de gente que se desespera, las autoridades optaron por colocar una especie de vending machine en puntos estratégicos de la capital, pero en lugar de vender productos eran dispensadores de relatos, perfectos para acabar con el ocio.
Aunque hoy día es común utilizar el dispositivo móvil en tiempos muertos, lo que quisieron hacer las autoridades fue involucrar a la gente de una manera más personal, por ello, recurrieron a los dispensadores al aire libre.
La parte interesante de estas instalaciones es que la gente puede leer historias sin parar, solo depende del tiempo que tengan.
Esta iniciativa surgió gracias a un acuerdo entre los creadores de Short Edition y el alcalde de Grenoble del partido ecologista Eric Piolle.