Vengo regresando de vacaciones, por eso anduve ausente unas cuantas semanas tanto por negocios y por unas merecidas vacaciones aunque no todo piensan lo mismo. Por eso mismo no me habían visto por aquí, pero he regresado corregido y aumentado.
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Antes que nada quisiera platicarles de la parte de negocios para no aburrirlos con la parte personal. En este viaje tuve la oportunidad de ir a Basel World en Basilea Suiza, el evento mundial más grande y más importante de la industria de la relojería que este año conto con más de 150,000 asistentes de 100 países diferentes que tuvimos la oportunidad de ver a más de 1,500 expositores en 141,000 m2 de superficie. Tal vez estos números no son tan apantallantes como el vivirla ya que uno conoce una mezcla de propuestas de valor muy interesantes.
Antes que nada fue muy interesante ver cómo la industria relojera ha perdurado en su forma más pura sin haberse impregnado tanto de la parte digital como lo han hecho muchas otras tecnologías.
Precisamente hablando con un experto de los relojes me comentaba que entre los 70´s y 80´s la gente en general pensaba que los relojes digitales, provenientes principalmente de Asia, provocarían que los de maquinaria pasarían de estar en los estantes de las tiendas para entrar a las vitrinas de los museos, sin embargo, las empresas relojeras suizas nunca se lo creyeron, y aunque antes el reloj era un objeto útil por darnos la hora y que ahora fácilmente se sustituye con tan solo ver la pantalla de cualquier celular, supieron conservar otros atributos intangibles pero muy poderosos de los relojes, estoy hablando principalmente del lujo y el estatus.
Desde antes de entrar a las instalaciones del evento se empieza a percibir el glamour del que se baña el evento y una vez adentro hace sólo falta dar unos cuantos pasos para empezar a encontrar piezas con precios al público que llegan a los cientos de miles de euros.
En el tiempo de mi visita pude concluir que el valor de los relojes consta de una combinación de 4 características que deben funcionar en la misma armonía de su maquinaria, la primera de ellas es el diseño que va desde el tipo de pernos hasta la tipografía de los números y los materiales con los que se hacen, ya que incluso encuentras algunos con polvo lunar; el segundo es la maquinaria, tanto su exactitud como su desempeño y su protagonismo, ya que uno pueden encontrar maquinarias visibles que se mueven en 3 ejes –algo que se tiene que ver porque es difícil de explicar en palabras-; la utilidad del reloj es el tercer factor, ya que existen aquellos creados especialmente para actividades como el buceo, los capitanes aviadores y los pilotos de autos, y por último, el renombre de la marca. Todos estos factores son las principales variables con las que compiten estas empresas.
Sin duda el lujo y el buen gusto nunca pasará de moda y precisamente a eso le han apostado estas empresas y creo que por eso han logrado mantenerse. Por último, les dejo una frase que mencionó el experto con quien tuve la suerte de platicar y que me dejó impactado: “Los relojes más lujosos son ahora el mejor referente de estatus, ni siquiera compiten con los autos, porque un auto deja de darte de estatus en el momento que te bajas de él y un reloj siempre te va a acompañar”.
