Los consumidores se han acostumbrado a ciertos estándares que, cada vez es más difícil mantener. Hoy día los clientes quieren tener su compra en casa sin tener que esperar más de un día, pero tampoco les gusta el tener que esperar allí hasta que llega el repartidor con su envío.
Cuando una persona realizar una compra online a través de su teléfono móvil, ha satisfecho parcialmente una necesidad y quiere que la espera hasta tener el bien en sus manos se acorte al máximo.
Para conseguir que el delivery sea tal y como el cliente imagina, la cadena de suministro debe trabajar al máximo rendimiento: el control de inventario debe estar monitoreado al detalle, la coordinación entre componentes funcionar como un motor de ingeniería alemana y, por supuesto, la entrega debe ser puntual.
Además, hay que facilitar al consumidor la posibilidad de que pueda conocer, en todo momento, el estado de su envío. Desde la preparación del paquete a la salida de almacén y también el momento en que ya se encuentra en reparto por su zona.
En la práctica, cuando la cadena de suministro no quiere que el delivery sea el eslabón que eche por tierra los esfuerzos de sus estrategias , lo que debe hacer es:
1.- Mejorar sus capacidades: trabajar por la integración de sistemas de extremo a extremo de la cadena de suministro extendida, seleccionar las mejores herramientas, dotar a la red de una plataforma compartida para el intercambio de información y cualificar a todos los usuarios de negocio en el manejo de los nuevos software que les permiten aumentar su productividad, evitar errores e impulsar su rendimiento.
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